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“El futuro pasa por monavarietales de hectáreas pequeñas”

 

Cuatro profesionales del vino debaten en Féminas sobre el nuevo consumo y estilo del vino.

El suroccidente asturiano vuelve a salir a escena para mostrar músculo, ahora vinícola.

Carmen Martínez (Bodega Las Danzas, Las Mestas, Asturias), Andrea González Muñiz (Bodega Monasterio de Corias, Cangas del Narcea, Asturias), Belén Sanz (enóloga de la Bodega Dehesa de los Canónigos, Valladolid) y Rosana Lisa (directora Bodegas Lalomba, La Rioja), cuatro profesionales con años de experiencia y saber en el mundo de vino, han debatido sobre tendencias y futuro en la primera mesa redonda de la segunda jornada del congreso asturiano.

Y precisamente el gran protagonista de la charla ha sido el suroccidente asturiano, donde se aloja la única DO de la Comunidad. Se trata de la DO Cangas, una denominación compuesta eminentemente por bodegas familiares que “está camino de convertirse en una pequeña Borgoña”, comentaba el lunes Benjamín Lana, director general de Vocento Gastronomía. No llegaba a tanto este martes Rosana Lisa, aunque sí aseguraba que se trataba de “una zona emergente”.

Lo han demostrado las dos representantes astures de la mesa, aceptando retos (“Por la orografía escarpado y montañoso es un trabajo duro”, comentaba Martínez) y límites (“Es muy bonito nuestro sistema pero es demasiado pequeño. Es romántico pero difícil”, puntualizaba González). Actualmente, la DO Cangas cuenta con 52 hectáreas. “Si no se planta más, Cangas no irá  a ningún sitio”, inssitía González.

DO pequeña y difícil, pero con características que la hacen atractiva como la apuesta por las variedades autóctonas, “donde está el futuro”, comentaba la del Monasterio de Corias, donde por cierto se celebraba el encuentro. En la actualidad, Cangas trabaja con albarín negro y blanco, verdejo negro, carrasquín y mencía como uvas principales, principalmente en vinos monovarietales.

Apuesta que veían con buenos ojos las dos participantes de fuera de Asturias, y que representaban bodegas mucho mayores. “Solo en Dehesa tenemos 60 hectáreas, ocho más que en todo Cangas”, admitía Belén Sanz, quien igualmente aseguraba haber apostado por focalizar el trabajo por hectáreas, ya que “cada viñedo demanda un tipo de tratamiento diferente. En Dehesa hacemos micro-elaboraciones respetando cada uva y cada parcela”, aseguraba.

En ese sentido, Rosana Lisa presentaba la nueva apuesta del grupo de Ramón Bilbao, Lalomba, vinos de viñedos seleccionados y carismáticos sin mezclar de La Rioja, con los blancos fermentados en hormigón. ¿Vuelta al hormigón? “El hormigón da pureza a los vinos”, aseguraba la aragonesa.

“Si al final tenemos que vendimiar en abril, lo haremos”

Sobre el impacto del cambio climático, las cuatro han evidenciado su importancia aportando soluciones como plantar en altitudes más altas y cambiar la manera de enfocar el tratamiento de las viñas. Para Sanz, “tenemos que cambiar nosotros y ver cómo se van adaptando las viñas. Y si al final tenemos que vendimiar en abril pues lo haremos”. Más contenta al respeto se mostraba la de Bodega Las Danzas: “A nosotros nos está favoreciendo, pues tenemos más horas de sol”.

 

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