Congreso Internacional de mujeres gastronomía y medio rural
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Sin sector primario no hay vida

Mónica Ramírez

 

Cinco mujeres dedicadas al mundo rural (Amelia Díaz, Carolina Entrecanales, Rocío García, Paloma López y Ángel Santos) comandadas por la periodista Jessica Méndez Puga desgranan las dificultades del sector primario en la segunda jornada de Féminas. 

Amelia Díaz, de la Ganadería El Cuarto (Asturias); Carolina Entrecanales, de Granja Cudaña (Cantabria); Rocío García Alonso, de Finca La Huérfana (Salamana); Paloma López de Queso Genestoso (Asturias) y Ángela Santos de Quesería Ecológica Artesanal Lafaya (Zamora) son las protagonistas de una de las mesas de debate del congreso. En ella se señalaron los retos a los que se enfrenta el sector primario y las explotaciones ganaderas familiares.

El primero de ellos, la burocracia basada en una legislación que parece alejada de lo que es la realidad rural. “Muchas veces nos encontramos con dificultades para adaptarnos a las nuevas leyes. Sobre todo, en la etiqueta ‘ecológico’. Se debería legislar para la gente que vive de lo rural. Hay una ruptura entre la gente del campo y los que legislan”, apuntaba Rocío García. Se sumaba, Amelia Díaz, “hay un gran desconocimiento del mundo rural. Hay leyes difíciles de cumplir y otras, sencillamente, contradictorias”. “Habría que legislar desde el pueblo”, confirmaba Paloma López. Y añadía Ángela Santos “echamos de menos una visión rural cuando se hacen leyes desde suelo urbano”. 

Otro de los temas sensibles, las materias primas y los precios. En el caso de la leche, clama al cielo y ni las manifestaciones ni las continuas quejas han llegado a buen puerto. “Vendemos la leche a 0,41 el litro y solo el pienso ya vale 0,47. Eso sin contar con el coste de las infraestructuras. No se entiende que a un producto que haces tú, otro le ponga el precio”, destacaba Carolina Entrecanales. “Eso es porque no dan valor a nuestro trabajo. Nos suben los costes de producción, pero tenemos que seguir vendiendo al mismo precio. Se desconoce totalmente nuestro mundo, lo que vale”, añadía Amelia. “Y que son los precios de hace años. Hace años que no los suben”, completaba Ángela. “Peor porque yo recuerdo que los terneros están más baratos ahora que hace años, pero los piensos son mucho más caros”, afirmaba Paloma. “Si se sigue así, no quedará nadie que quiera dedicarse al mundo rural. No sale a cuenta. Tiene que haber un precio justo ya no solo para que cubra los costes sino también para que sea rentable”, cerraba Ángela.

La cuestión del relevo generacional estaba servida. Las actuales generaciones que se dedican a la ganadería son mayores, no hay apenas jóvenes. “Tiene que haber una renovación, una modernización y apostar por el medio rural para que los jóvenes lo vean como una opción”, añadía Amelia. “Debería haber más formación y educación en los colegios sobre ello. Parece que lo urbano represente el éxito y lo rural, el fracaso. En mi caso, mi familia nos decía que estudiáramos y nos formáramos y nos enseñó que la vida rural era una opción. Pero en el caso de mis amigas, se les instaba a que estudiaran para salir del pueblo ya que se vendía como un oficio de mucho sacrificio, del que había que huir. Hoy día, todas ellas están fuera. Tanto mis hermanos como yo nos quedamos y para nosotros es un valor”, explicaba Ángela. “La mujer es la que fija la población. Mi consejo es ‘fórmate y luego vuelve’”, apuntaba Rocío. “La gente tiene que apostar por lo que le guste y el mundo rural es una opción más”, añadía Paloma. “Es importante que se valore”, destacaba Ángela. Y finalizaba Paloma alegando que la cuestión era política ya que la necesidad de mano de obra en las ciudades, había provocado que las tareas del campo se desprestigiaran. Todas concluyeron con la misma afirmación: sin sector primario no hay vida, así que urge el relevo generacional.

Otro aspecto que debatieron fue el papel femenino en el entorno rural. Aunque todavía sigue predominando la figura masculina, ha habido un aumento de la titularidad entre las mujeres. “Está cambiando, pero va lento”, apunta Carolina.

Las energías renovables también estuvieron presentes en el debate. La necesidad de hectáreas de terreno para dedicarlas a las placas solares o a los molinos han disparado la especulación de tierras. La situación no está siendo fácil para el agricultor o el ganadero y no son pocos los que reciben grandes ofertas para vender. Muchos, cansados de una lucha que no lleva a ningún sitio acaban cediendo. Pero el tema se repite, sin tierras donde cultivar, no hay alimentación.  “No estamos en contra de ello, pero tiene que haber un equilibrio. Se tiene que construir un modelo sostenible, donde quepamos todos”, afirmaba Ángela. Una frase que podría aplicarse como respuesta a todos los temas debatidos: un mundo donde quepamos todos.

 

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