Elena Arzak, María Busta y Fina Puigdevall y Martina Puigvert han demostrado no ser “malas madres”.
 
Elena Arzak (Arzak***, San Sebastián), María Busta (Casa Eutimio, Colunga, Asturias) y Fina Puigdevall y Martina Puigvert (Les Cols**, Olot) han compartido escenario este miércoles en FéminAs para reivindicar que ser profesional y luchar por tus sueños no implica ser “mala madre”. Les ha incentivado la periodista y también madre Pamela Villagra con su reflexión inicial: “Cuando viajo, la gente me pregunta qué hago con las niñas. A mi marido, que también viaja, nadie se lo pregunta. ¿Se puede ser buena profesional y buena madre?”. Arzak, Busta, Puigdevall y Puigvert al micrófono.

Empezaba la guisandera asturiana: “Se puede, pero tenemos que convivir con el mantra social de que quizá lo seamos- aunque nuestros hijos nos quieran-. Nosotras mismas no tenemos que sentirnos mal cuando no estamos al lado de nuestros hijos, porque a veces lo sentimos”. Autorresponsabilidad que se acompañaba con un guiño a las parejas: “Los padres cada vez se involucran más. La mujer está creciendo y no hay vuelta atrás”.

Elena Arzak le tomaba el relevo: Yo no me he sentido mala madre. He compartido funciones con mi marido, y mis hijos nunca me han echado en cara que no estuviera con ellos”. También lo hacía Martina, desde la óptica de hija de una chef que ha triunfado: “Nunca la he considerado mala madre. La veo, al contrario, como una emprendedora. El papel de la mujer en casa –como pasa en Arzak- ha ido muy activo y empoderado. Sí que es verdad que cuando salí de la burbuja vi que queda mucho camino por hacer”. Fina, su madre, asentía a su lado.

Retomaba Villagra: “Vale, se puede. Siguiente: ¿Qué hacer ahora para ayudar a que no vuelva a pasar? “Tenemos que normalizar. Yo he tenido tres hijos y el que ha estado más con ellos ha sido mi marido. Que ellos crezcan viendo esto como normal es lo mejor que puede pasar”, explicaba Busta. Llegaba el turno de la conciliación, piedra angular y respuesta a muchos de los problemas esgrimidos en el congreso. Según apuntaba Martina, “las nuevas generaciones tenemos que entender la sostenibilidad en un sentido amplio, también en de la gestión del personal”.

Tocaba hueso. Hablaban cuatro cocineras pero desde el punto de vista de las empresarias que también son. Arzak, vehemente: “Hay que dar facilidades (reducción de jornada, etc.) pero lo que no puede ser es que una mujer se prive de tener hijos por un trabajo. No nos lo podemos permitir como sociedad. Por eso, las empresas debemos ayudar”. Una de sal y otra de azúcar: “Lo que tampoco puede pasar es que la empresa pierda dinero. Hay que buscar y encontrar soluciones. Todos somos responsables. Las mismas trabajadoras o trabajadores buscan soluciones cunado tienen que conciliar”. Fina veía paralelismos: “La solución es entendernos. Somos una empresa familiar y todos nos tenemos que entender”. Otra de azúcar: “Pero tenemos que tener claro que esta conciliación puede acabar repercutiendo en el precio”.

Volvía la importancia del entendimiento y la relación en la cuestión concreta de los horarios: “Han mejorado y se hace menos horas, pero todos nos debemos saber dónde estamos: Si un día hay que trabajar un poco más, otro día te vas antes. Es cuestión de que todos rememos”, Arzak. Busta completaba: “Los horarios ahora son más respetuosos. Cuando era pequeña no había servicios, la cocina era ininterrumpida. Ahora damos horas para comer. Estamos educando un poco al cliente. Todos los cambios son largos, per llegan”.

Las cuatro han acabado con un deseo final: “Que FéminAs no tuviera lugar porque lo que reivindica fuera una realidad alcanzada”. Elena Arzak personalizaba: “Que salgan muchas “Martina” en el futuro”. Será la mejor noticia.