Congreso Internacional de mujeres gastronomía y medio rural
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Entrevista

Cristina Bowerman: “La tradición ha de ser un trampolín hacia la evolución, no un obstáculo”

Carla Vidal

 

Nos adentramos en el mundo de Cristina Bowerman, una chef contracorriente y defensora del papel de la mujer, no solo en cocina, sino en el mundo. Y es que Cristina es una declaración de intenciones en sí misma. Para muestra, un mechón. Como el morado transgresor y feminista que corona su peinado y se ha convertido ya en una seña de identidad de esta cocinera italiana que se autoproclama “ciudadana del mundo”. 

Dicen que la curiosidad mató al gato. No comparto esta opinión. Me atrevo a decir que tampoco lo haría Cristina Bowerman, niña curiosa que debe su amor a lo diferente a esa innata capacidad de cuestionárselo todo y dejarse atraer por lo desconocido. “Siempre me he sentido contracorriente, creo que debido a la gran curiosidad que tengo frente a lo que no conozco. Me gusta explorar y que mis elecciones no sean predecibles; y me gusta saber que existen otras visiones, igualmente válidas, pero diferentes a la mía”. 
Quizás por eso -y a contracorriente de nuevo- a pesar de que hay mucha gente que se va a Estados Unidos a ‘hacer las Américas”, ella que ya estaba allí, decidió volver a Italia. También su periplo profesional nos revela esa ansia por conocer empujada por la curiosidad. La curiosidad como motor de cambio. La curiosidad hacia el otro aprendiendo varias lenguas extranjeras; la curiosidad por entender el mundo con los estudios de derecho, o la curiosidad por encontrar su propia voz, que buscó con el diseño gráfico pero que finalmente encontró en la cocina. “En la cocina puedo expresar mi creatividad de la mejor manera. Aunque debo confesar que nunca pensé que llegaría al nivel que estoy ahora”. ¿Y a dónde ha llegado Cristina Bowerman? ¿Cuál es su propuesta?

La cocina ‘contaminada’ de Cristina 

“Sinceramente creo que existe una conexión entre todas las culturas gastronómicas del mundo. Una conexión que, en realidad, indica un punto de encuentro entre todos los pueblos, y que justamente a través de la cocina puede convertirse en un vínculo más fuerte. Por eso mi cocina es una cocina del mundo, ‘contaminada’ por todas las culturas”. 

Así entiende la cocina esta chef nacida en una Cerignola, una pequeña ciudad de la Puglia que conforma la memoria de una cocina ampliada con viajes, lecturas, experiencias vitales y fuentes de inspiración varias que convierten su propuesta en una encrucijada de culturas sin perder, eso sí, la propia identidad. “Me divierte introducir un ingrediente que no forma parte la cultura originaria en mis platos de manera que quede integrado como si no fuese así”. Es la manera con la que Bowerman rinde tributo a esas otras culturas “que consiguen convertirme en humilde y me hacen capaz de aceptar y entender lo diferente como si no fuese tal”. 

Esta cocina ‘contaminada’ es la que sirve en Glass Hostaria*, el restaurante que capitanea en el Trastevere romano. “Una cocina local que se inspira en el mundo, pero permaneciendo siempre en Italia”. ¿Y eso cómo se come? Pues dejando para el final del menú los ravioli rellenos con amatriciana. “Son muchos los que pregunta por qué los ravioli llegan al final. Yo les contesto siempre que después de haberlos llevado por todo el mundo con los platos anteriores, quiero que marchen del restaurante sabiendo que están en Roma, que están en el Trastevere”.

Un punto de local que entronca también con la tradición culinaria italiana. “Todo lo que es pasado forma parte de nuestro presente y la cocina italiana no sería la que es sino fuese por la tradición”, reconoce Bowerman al mismo tiempo que advierte “pero la tradición ha de ser un trampolín, no un obstáculo que frene la evolución”. Un aviso a aquellos que pretenden reducir la cocina italiana a la cocina popular o de la nonna: “La tradición fue en su momento innovación y eso es justamente lo que debe seguir sucediendo”. 

Buscando el equilibrio

Pero la reflexión culinaria no es la única que preocupa a esta cocinera involucrada también en la lucha por la sostenibilidad, el rol de géneros o un mejor equilibrio de nuestras vidas personales y profesionales. Reconocida por la Guía Michelin por su compromiso con el medio ambiente, Bowerman entiende que la “sostenibilidad no es ya solo una necesidad en gastronomía, sino que los chefs han de convertirse en modelos a seguir y han de empujar desde la alta cocina en esta dirección -que es una dirección obligada- para que se convierta en un movimiento popular”. El respeto por el planeta es una tendencia que acabará imponiéndose pronostica Crisina Bowerman pero “aún hay mucho camino por recorrer y es necesario buscar alternativas que sean sostenibles también a nivel financiero para poder seguir avanzando”.

La cocinera plantea la necesidad de buscar un equilibrio que permita el crecimiento de forma sostenible, de la misma forma que es necesario replantear también el equilibrio existente entre nuestras vidas profesionales y personales. “Personalmente, yo fui consciente de esta necesidad después de la pandemia y por eso tomé la decisión, por mí y por mi equipo, de cerrar dos días a la semana, porque con un solo día no es posible recuperarse ni física ni mentalmente de seis días de trabajo”. Sin embargo, apunta la chef, “esto no implica que renuncie a todo lo que he hecho hasta ahora. La pasión por lo que nos gusta, la adrenalina que nos produce, nos lleva a hacer cosas increíbles. Esto es lo que hace que el mundo avance, que el mundo cambie. Simplemente, me he dado cuenta de que probablemente podemos encontrar un equilibrio diferente”. ¿Un equilibrio que quizás hará posible una mayor presencia femenina en la alta cocina?, le planteamos a esta cocinera que ha destacado por su defensa del rol femenino en gastronomía. “Quizás ayude pero, desgraciadamente, el problema de la infrarrepresentación de la mujer en la cocina profesional tiene raíces más profundas y difíciles de cambiar. Es una cuestión cultural y está claro que en Italia nos queda mucho por aprender en este sentido y es necesario que exista una estructura social diseñada pensando en la compaginación de esos dos aspectos de la vida: trabajo y familia”.

No es una lucha exclusiva de la cocina, - “ser mujer es una combinación difícil con cualquier profesión”-, pero está claro que los difíciles horarios de la restauración no ayudan. “Haces frente a continuas renuncias”, pero al mismo tiempo Cristina reivindica la necesidad de la mujer de seguir su camino.  “Veo poco a mi hijo, pero confío en poder dejarle otro legado también importante más allá del tiempo que paso con él, el modelo de una mujer feliz y apasionada con su trabajo. Esto también es una fuente de inspiración”.

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