Entrevista
Bar FM: Las manos benditas de Rosa
Hace unos meses, Ferran Adrià destacaba al Bar FM como referente en el buen hacer gastronómico granadino.
«Está bien tener estrella Michelin. Yo tuve tres y es mejor tenerla que no tenerla, pero a mí me gustaría más tener cien establecimientos de la calidad del Bar FM. Darían tanta categoría como las estrellas Michelin», decía en una entrevista en el IDEAL de Granada.
El local de Francisco Martín y Rosa Macías, un matrimonio que sin duda ha convertido su minúsculo local en una de las mecas de la cocina en Andalucía. Y más allá. El único género que entra en Bar FM es el mejor. Sin excepción. Paco y Rosa solo trabajan con los proveedores más y mejor acreditados. De Galicia llegan las almejas de Carril o las zamburiñas. O esas ostras que acaban de entrar, directamente desde Perpignan. «Y el mejor pescado de la lonja de Motril, por supuesto», explica Paco. «Nuestro proveedor es Espinete. A todo el que pregunta se lo digo con absoluta confianza. No hay secreto alguno».
A lo largo de estos años, muchos restauradores granadinos han querido seguir sus pasos, encargando el mismo pescado que FM para sus negocios. «Pero se aburren al tercer día. Es muy duro pagar los salmonetes a 20 euros cuando los puedes encontrar a 12. Esto es una carrera de fondo, una línea difícil de seguir. No se consigue nada más empezar, sino poco a poco. Cuesta mucho trabajo y no veo a demasiadas personas que estén en esta línea, que a veces pagamos el pescado al doble de lo que está en el mercado».
De ahí que Paco insista en un mantra: «No hay secreto en Bar FM. Si hay algo que se le pueda parecer es la calidad del producto, tanto en el pescado como en la verdura y el aceite. Teniendo buena materia prima se hacen grandes platos». Por ejemplo, hasta ahora ha tocado paro biológico en el Mediterráneo y no ha habido cigalas. «Como las de nuestra Costa, ninguna y por fin han vuelto», señala Paco, que no las ha sustituido por otras de menor calidad y conforma su carta de acuerdo al mercado y a la temporada.
Desde 1985
Bar FM abrió sus puertas un 13 de junio de 1985 en el mismo local que ocupa actualmente. Y hasta ahora. Nunca se han mudado ni han abierto sucursal. En estos años solo han ampliado mínimamente la sala para incorporar cuatro mesas altas y han abierto una terraza, obligados por la pandemia. «Nuestra forma de trabajar es tan personal y artesanal, con un producto tan seleccionado, que no se puede estar en dos sitios a la vez y mantener los estándares de calidad», explica Paco.
Rosa y él tuvieron claro desde el principio que querían centrarse en el pescado, siguiendo la herencia materna de Paco, que era el género que trabajaba en su bar. Utilizar productos de la mejor calidad también forma parte del ADN de Bar FM desde el principio, siguiendo la filosofía de la Cafetería Frico donde Paco echó los dientes. «Rafael Fandila solo usaba lo mejor: el mejor café, la mejor leche, buena mantequilla y aceite, huevos seleccionados, gambas frescas en la ensaladilla… se me quedó grabado».
Pasamos a hablar del factor Rosa Macías, la encargada de la alquimia gastronómica en la pequeña cocina de Bar FM. Ella le quita importancia a lo que hace y también pone el acento en la calidad, tanto del pescado como del aceite. «Siempre de oliva virgen extra y siempre limpio. El secreto es freír en el mejor aceite posible». En su caso, el picual de Quaryat, un aceite granadino que se hace en las faldas de Sierra Nevada. «Y para aderezar, Oro Bailén». Eso sí, el aceite de girasol «no entra en esta casa. Hay quien dice que es mejor para freír, pero no compartimos esa opinión. El AOVE, a 160 o 165 grados, ya empieza a freír. Nosotros echamos el pescado cuando está a 185 grados. Con el aceite de girasol tienes que levantar a 220 o 230 grados y a esa temperatura, si el aceite no tiene químicos añadidos, cuece y no fríe». ¿Y la plancha? «A 360 grados».
Por cuanto a las verduras, el tomate raf viene de Almería. Apenas despunta la primavera, lo hace de la cooperativa La Palma, «que tiene dos cosechas. Las alcachofas, de Huétor, en temporada. Las de Aquilino», puntualiza Paco, empeñado en un ejercicio de transparencia absoluto. «Las berenjenas, las del mercado, que aquí no hay productor que las tenga especiales».
Otro elemento esencial: la harina. «Siempre fresca del panadero, de trigo. La traemos de la zona de Cádiz. Muy fina, para que el pescado coja lo justo y no quede 'emborrizado'. La harina no puede enmascarar al producto. Y ojo con las harinas recias; como te pases de cocción, se queman», explican Paco y Rosa.
Y ahí damos un paso más para comprender el misterio alquímico de Bar FM: el tiempo de cocción y, como exclama Paco con auténtica veneración, «las manos benditas de Rosa». Unas manos curtidas a lo largo de muchos años de profesión. «Horas, horas y horas. Es una práctica de todos los días, a diario, hasta dominar los puntos de las cocciones a través del tiempo». Como si de Cartier-Bresson y su instante decisivo se tratara, hay que acertar con el momento exacto de echar el pescado a la plancha o a la freidora y darle el tiempo necesario para que se haga, «sin que se pase ni se quede crudo».
¿Ven? Aunque Rosa y Paco dicen que no hay secreto, en realidad sí lo hay. La alquimia de Bar FM es la exactitud del instante, esa experiencia que les convierte en maestros de la temperatura y del tiempo, ahí es nada. «En la alta cocina todo está apuntado. Es ciencia. Aquí todo es manual: vista, cabeza… y práctica. Mucha práctica», insiste Paco.
A final del 2021, al preguntarles por las perspectivas de este 2022, Rosa y Paco alertaban de algunas nubes en el horizonte motivadas por las escaladas de los precios. Transcurridos enero y febrero, consideran que «las cosas se han normalizado y los precios se han estabilizado. Dependemos de que haya o no haya producto, aunque los hay que siempre se encarecen, como la gamba roja de Denia o la cigala. El producto de élite siempre está ahí, pero hay que pagarlo, como la 'cañaílla gorda', que no baja de los 50 a 60 euros. La gente lo sabe y lo asume, que a Bar FM se viene a disfrutar del producto».
De cara a primavera y verano baja el marisco y sube el pescado. Es la ley de la oferta y la demanda. ¿Entre los productos más demandados por la clientela? Además de las populares puntillitas, «la quisquilla, un producto diferencial de Granada que servimos cruda, con sal y ya está. También a la plancha o en tartar, aliñada con aguacate. Hervida, apenas un 1%. Hay que explicar qué es la quisquilla, cuya grasa en la boca no la encuentras en otro tipo de marisco, lo que permite comerla cruda para sacarle todo el sabor».
Así es FM, ese prodigio de la cocina cuyo secreto es tan sencillo como inasible: máxima calidad en el producto y experiencia y maestría a la hora de jugar con el tiempo y la temperatura. No hay más. Pero tampoco menos.